Apenas leí el tema de la semana, me rehusé a asimilarlo. ¿Cómo se atrevería alguien a no querer releer un libro? Siempre hay nuevas perspectivas y aprendizajes que le ayudan a uno a descifrar nuevos códigos, así que me dispuse a negarme a pensar en lo que escribiría. Aproximadamente 24 horas antes del jueves, día que me tocaría postear, me había desenmascarado y encontrado aquél libro al que no le daría la satisfacción de hacerme perder otros 6 meses de mi vida… sí, 6 meses, aunque cabe aclarar que lo abandoné 5 por la aburrición que me provocó.
(Pues antes de continuar expreso mi más sincera disculpa por el atraso, esta vida de NO nini puede ser muy absorbente y agotadora).
Pues ahí me encontraba yo leyendo un libro multiganador de páginas y artículos en los mejores espacios de discusión literaria, favorita de gente importante en mi vida (mi padre por ejemplo) por un autor más famoso que la Catsup –al menos entre lectores- y no me intimidé por el grosor ni el árbol genealógico del principio.
Pues a las 2 semanas, varios capítulos después, opté por descansar de él e insertarme en otros libros, 5 meses después recordé su existencia y lo desempolvé, seguí leyendo, obviamente intercalando con otras lecturas que me motivasen a seguir leyendo y no terminar con muchos puntos de IQ menos.
Mi confusión entre los personajes y eras crecía y disminuía (usualmente por ayuda del árbol genealógico ya mencionado) y esto aunado y los periodos de abandono. Finalmente logré llegar al final, debo admitir que éste fue ÉPICO, pero para nada suficientemente fuerte para salvar las otras 568 páginas.
Pues sí, espero no causar ningún conflicto, controversia o perder follogüers, pero el libro que no volvería a leer es “100 años de soledad”… aunque mi padre diga y rediga que Macondo bien podría ser cualquier pueblo de Tabasco por remoto, exótico, caluroso, lluvioso e incestoso, aunque MAR-GA-RI-TA (léase en tono de la diosa de la cumbia) reina de la semiótica o Bobby-el-divo digan que es EL pináculo e hito de la literatura latinoamericana (que claro que lo es), bajo ninguna circunstancia de vida o muerte volvería a leerlo, preferiría que la Señorita Laura y Niurka me fuetearan mientras leo la biblia.