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27 abril 2012

Camino hacia lo salvaje.



Debo confesar que el título de la semana no me decía nada, hasta que mis grandes compañeras y compañero tuvieron a bien de versarse sobre el tema, con el miedo de caer en algún existencialismo de Unamuno o de Ortega y Gasset, sin el afán de tener un resentimiento Kafkiano, para mí las ficciones verdaderas son aquellas expresiones artísticas que, siendo más que notas, un lienzo, actores, una imagen, etc., logran hacerte creer la historia, cuento, leyenda.

En este sentido hablaré de música, la consecución de notas musicales, arpegios, voces (en algunos casos) que al unirse intentan comunicar algo; algún sentimiento, evocándolo y arrastrándolo desde lo más profundo de uno hasta la piel.

Sin duda uno de los mejores discos de LA vida entera es “Into the wild” por Eddie Vedder, desprendido de la película homónima (que no incluiré aquí porque es OTRO tema magnífico). Pocas veces han existido una serie de líricas, sonidos, voz e instrumentos que me han dejado sin habla, aún menos un disco completo.

Al salir de la película uno típicamente se queda sin habla, yo, pensé en conseguir la banda sonora lo más pronto posible, cada canción, cada palabra, cada canto, cada cambio de nota están pensados estratégicamente para anudarte la garganta. No hace falta una orquesta, no hace falta un soprano y barítono, no hace falta nada más que Eddie, su guitarra y su genialidad lírica. La manera en que logra transportarte de sus palabras creadas, ficticias, manufacturadas hacia un estado real de indefensión, depresión, abstracción es sin igual.

Les agrego un fragmento de la película y de una canción “The wolf” que sin decir nada, lo dice TODO.

Publicado por YaïrML en 20:00 1 comentarios
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Etiquetas: Curado de naranja, Eddie Vedder, Ficciones verdaderas, Into the Wild, YaïrML

25 abril 2012

Detrás del Lente


"Una fotografía es un instante retenido, un segundo irrepetible capturado para siempre, un espejo que refleja lo que somos."


Esta frase la encontré en una exposición de foto en el parque central de la ciudad de Colima. La comparto porque, para mí, no hay una mejor representación de ficción verdadera que una foto: no porque no haya ejemplos mejores, sino porque me apasiona el mundo de la fotografía.
No soy una experta en el tema, ni pretendo serlo. Lo que sí les puedo decir es que al pensar en ficciones verdaderas, inmediatamente, pensé en fotografías.

Como ya explicaban mis compañeros, una ficción verdadera trata de transmitir un mensaje desde la perspectiva del autor. Lo interesante con la fotografía es que a pesar de que trata de captar imágenes reales,  ya sean para un retrato, reportaje, moda, paisaje, el fotógrafo es el único (junto con espectadores presentes al momento de la foto) que tiene el panorama completo. Nosotros como público interpretamos una historia sobre la foto que puede que ser errónea o no, pero es el fotógrafo quien puede manipular la imagen de tal forma que logre transmitir una idea distinta al escenario inicial.

Es verdad que una imagen dice más que mil palabras y hay veces que una foto logra representar perfectamente la acción realizada en determinado momento. Un ejemplo es el retrato de la niña quemada en Vietnam que fue tomada en 1973 por Huynh Cong Ut, ganador del premio Pulitzer. El público no conoce todo el escenario y la ficción es la historia que cada persona crea al ver la foto y las emociones que provoca en cada uno de ellos, pero al final la fotografía logró captar el horror de la guerra y dio a conocer las injusticias que se vivían en Indochina en aquella época. Otras veces el público tiene que recurrir a la imaginación para crear la historia detrás de la escena. Robert Doisneau, un fotógrafo francés, retrataba imágenes originales que podían llegar a contar historias distintas; muchas veces, no se sabía si era una captación de un momento espontáneo o actores que posaban para la foto.

Cada fotografía tiene una historia propia, que sólo el autor conoce. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué pensaba el autor al tomarla? ¿Qué nos quiere decir con la imagen? Lo que interpreta el público, lo que la fotografía nos dice a cada uno de nosotros, es ficción. En lo personal disfruto tomar fotografías, especialmente, si son espontáneas. Como dice mi profesor de foto, basta sentarse a contemplar el escenario, observar a las personas o el paisaje y esperar ese momento mágico (o trágico) para captar una imagen excepcional. Ese misterio que está detrás de cada fotografía, una historia que no conocemos del todo y a la que añadimos nuestras propias experiencias ,es lo que, desde mi punto de vista,  hace a la fotografía tan interesante.

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                                                           Robert Doisneau,1936
                                                                                Huynh Cong Ut, 1973
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Publicado por Mariana en 13:03 1 comentarios
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Etiquetas: Ficciones verdaderas, fotografía, Letras en el amate, Mariana

24 abril 2012

Entre tantos mundos...


‘Cada cabeza es un mundo.’ Creo que no hay frase más cierta y que describa perfecto el pilar que se aprovecha al crear una ficción y más aún una ficción verdadera.

Así como lo dijo Chris, todas las historias son ficciones verdaderas; todo lo que podemos percibir a nuestro alrededor y que busca transmitir un mensaje es parte de ese mundo de ficción, que de una u otra forma se convierte en verdad o viceversa.

Al pie de toda ficción se encuentra la imaginación; y así como lo escribimos la semana pasada, el autor es el responsable de crear un juego en el que el receptor pueda entender e interpretar lo que sea que se busque contar. Se puede asumir que el autor de un libro, el compositor de una ópera o el pintor de un cuadro; de primera mano busca crear una pieza para su público y que esto al mismo tiempo pueda expresar un sentimiento o quizá contar una historia.

Es ahí cuando uno como espectador o lector se envuelve de la  historia en la que puede ser una verdad convertida en ficción o de una manera más interesante la ficción tratada como verdad; de esta forma uno se puede hacer varias preguntas.

¿De cuántas formas podemos reescribir una historia? Por medio de una canción quizá, de un baile; tal vez la mejor forma sea un dibujo o un cuento que al final lo que menos haga sea contar tal cual es la realidad, sino que lo deje todo a la imaginación del lector y a su interpretación.

¿Qué elementos tenemos para poder leer la realidad de otro modo? Elementos que no concuerden con una escena cotidiana que estamos acostumbrados a ver; personas que llenen un vacío y que otorguen un agregado a la historia; y, en gran medida, el imaginario social que vamos creando día a día. Es ese imaginario, que vamos creando con las vivencias diarias y que compartimos sin querer hasta crear un término que sea común con las personas que nos rodean.

¿Para qué nos sirven las ficciones? En menor o en mayor medida, uno se vuelve parte de ellas y poco a poco vamos obteniendo muchas posibilidades de leer la realidad de otro modo, con más elementos y escenarios que quizá en un principio no lo imaginamos.


Todos contamos nuestras historias día a día, sin darnos cuenta envolvemos a nuestros escuchas en parte de ellas y poco a poco vamos creando mundos y personajes que si quisiéramos un día, podríamos convertirlos en un elemento más de una ficción jamás contada.

Así como la mayoría, yo también tengo mis ficciones verdaderas y las pueden encontrar aquí.

@labruja_cosmica
Publicado por Bex en 7:30 0 comentarios
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Etiquetas: Bex, Ficciones verdaderas, Los desvaríos de Mayáhuel

23 abril 2012

De la cueva a la pluma

“El simulacro, la ficción verdadera, es algo así como la errancia de un sentido en busca de su forma: una peregrinación que va de un lenguaje a otro, de una cadencia verbal a otra, hasta que se detiene, se cristaliza, se encuentra a sí mismo”. Tomás Eloy Martínez

Toda historia es una ficción verdadera. Desde los inicios de la humanidad, nos hemos dado a la tarea de compartir historias, de narrar para informar y entretener. Las formas de transmitir las historias han cambiado con el tiempo. Los avances tecnológicos han abierto las puertas a diferentes métodos y nos hemos adaptado a ellos. Desde las pinturas en los muros de las cuevas hasta los ebooks y la reproducción de videos en los teléfonos móviles la intención no ha cambiado: llenar un vacío de la realidad.

En las ficciones verdaderas, el gesto de apropiación de la realidad es evidente por sí mismo. Juegan con la casi imperceptible franja que separa ficción de realidad, o imaginación de certidumbre. El artista se convierte en reparador de la historia, recoge los retazos de historia que se van perdiendo en el camino y los remienda, transforma y reconfigura para preservar la memoria colectiva. Toda ficción nace de un hecho. Algo sucede que conmueve al artista y lo impulsa a producir, a generar, a narrar.

Las formas sí que han cambiado. La ópera y los musicales nos cantan una historia. La envergadura de la música es inimaginable, es una eterna interacción de ilusiones y realismo, tragedia y comedia, simplicidad y complicación. La música, por sí misma, suele ser un shot de ficción, a veces acotada y dirigida por la letra, o una guía melodiosa que permite a nuestras mentes volar.

El cine y el teatro son las representaciones físicas de las ficciones, utilizando producciones y actuaciones que ayudan a reforzar la simulada veracidad de su ficción. El teatro es la síntesis de las bellas artes; allí encontraremos el movimiento y los gestos de la danza; la melodía, el ritmo y la armonía de la música; el color, la masa y la línea de las artes espaciales; así como el lenguaje y la métrica de la literatura. El cine es un arte figurativo, es capaz de ofrecernos, en una sola imagen, un universo que nos da la impresión de ser realidad. Una ventana a las ficciones verdaderas del mundo. La diferencia entre en el teatro y el cine es la visión: en el primero podemos ver en todo momento el espectro completo de la escena, nunca dejamos de ver el escenario en su totalidad; en cambio en el cine estamos a la merced de la visión del director, sólo podemos ver lo que él desea que veamos.

La literatura podría considerarse el corazón de las ficciones verdaderas. Crea verdades que comparten su ser con objetos reales, el resultado es una representación que tiene la misma fuerza de la realidad y engendra una ilusión igualmente verdadera. La literatura muestra un mundo que expone las grandezas y abismos de la condición humana. Los límites y extremos de nuestra naturaleza, las atrocidades de las que somos capaces y las cimas que podemos alcanzar. Toda obra literaria es un pacto entre el autor y el lector. No puede existir uno sin el otro. La lectura tiene que ver con la libertad del individuo, con la insatisfacción que nos mueve, con los vacíos que buscamos llenar; escribir tiene que ver con el deseo de alimentar esa subversión e insatisfacción que nos acompañan.

Cabe mencionar que no toda ficción logra el cometido de ser verdadera y algunas verdades terminan convertidas en ficciones. Lo más importante de una ficción es que sea creíble, que encaje en las leyes del mundo o que cree su propio mundo y leyes, de tal forma que nadie pueda refutarlas. Las personas deben poder reconocerse en la obra o reconocer que pueden creer en lo que sea que el autor les está planteando. Para el autor de una ficción la verdad se encuentra en su imaginación y su cometido es recrearla en la del lector.

Desde los cuentos cortos como El dinosaurio (“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Augusto Monterroso) o El emigrante (“¿Olvida usted algo? –¡Ojalá!” Luis Felipe Lomelí) hasta las grandes novelas como “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra; la literatura recrea mundos en nuestras mentes, mundos que concebimos como posibles, en los que aceptamos parte del autor y a los que les insertamos, como lectores, nuestra propia esencia.

Ya sea en el muro de una cueva, el escenario de un teatro, la melodía de una canción, la voz de una soprano, la pantalla del cine, las páginas de un libro… todos tenemos nuestras ficciones verdaderas favoritas. ¿Cuáles son las suyas?

Pueden encontrar mis ficciones verdaderas en Corvus Philosophus

Christian Guerrero @CorvusPhil

Publicado por Unknown en 10:17 0 comentarios
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Etiquetas: Christian Guerrero, cine, Corvus, Cuentos, Ficción, Ficciones verdaderas, historia, libros, literatura, música, ópera, teatro, Tlachiquero de palabras
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