La generación como un “Conjunto de personas que por haber nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, se comportan de manera afín o comparable en algunos sentidos” (RAE) es un concepto difícil de aterrizar. La división, en el tiempo, entre una generación y otra es un asunto muy arbitrario. Las personas que lo hacen dirán que me equivoco y que es bastante “sencillo” determinar en dónde inicia y termina una generación. La verdad es que se difiera mucho entre los “expertos” en cuanto al inicio y final de las generaciones, pero en lo que estoy de acuerdo con ellos es que las personas no podemos evitar compartir rasgos influenciados por el tiempo en el que vivimos. Es clásico encontrar “brechas generacionales” entre nuestros papás y nosotros y conforme vamos creciendo las vamos encontrando con nuestros sobrinos o lo que conocemos como “las nuevas generaciones”.
No crecen con las mismas caricaturas que nosotros, no conocen las mismas canciones, no vivieron algunos eventos que nosotros sí, entre tantas otras cosas que van creando “brechas generacionales”. A todos nos ha pasado que conocemos a una persona unos años menor y sorprendernos porque no conocen a X o Y personaje, artista, película, programa, etc. típicamente decimos algo como “me siento viejo” cuando eso pasa. Ese es el curso de la vida, el tiempo sigue avanzando y el mundo girando, por lo tanto las cosas cambian, las perspectivas cambian y las generaciones se adaptan a la realidad del mundo en el que les tocó vivir.
Soy de la generación Y, también conocida como “millenial”, generación por qué (viene de la versión en inglés Generation Why), Generation Next, Generation Net, Echo Boomers y Worst Generation. Todos estos términos sirven para nombrar a los nacidos entre 1982 y 2000 (aproximadamente), existe una subdivisión para los nacidos después de 1995 a los que se les conoce como Generación Z.
Los “Y” son producto de los cambios sociales, económicos y culturales que se dieron en el final del siglo XX. La clave de los cambios fue el desencanto, algo que ha marcado a la generación en cuestión, se rompe con las utopías y la idea del progreso por el progreso. Se empiezan a cuestionar todo, desde las grandes figuras de liderazgo hasta las religiones. La pluralidad empieza a ganar terreno y se acepta el hecho de que existen una multiplicidad de identidades culturales y realidades. El pluralismo nos trae el relativismo por falta de una razón única de valores, lo cual genera un vacío de ideales. La comunicación jugó un papel crucial en la generación de una visión plural del mundo, el fácil acceso a la información y a las diferentes realidades del mundo presenta un panorama más completo y complicado de éste. El dominio de la tecnología es característico de los “Y”, crecieron (o nacieron, dependiendo del caso) con los grandes avances tecnológicos, cuyo proceso de innovación es cada vez más rápido.
Aparte de todo lo mencionado también se habla de una generación que ha crecido en la comodidad de una estabilidad económica, se nos cataloga como una generación casi consentida por nuestros padres. Se habla de ciertas incongruencias, como el que no conocemos verdaderos castigos por lo tanto nos tomamos la vida a la ligera; pero que, al mismo tiempo, hemos visto como han tenido que trabajar nuestros padres, por lo tanto tenemos una cultura de trabajo. Los valores que apreciamos son la autenticidad y el respeto a sí mismos; en cierto sentido somos férreos defensores de nuestra individualidad, en un contexto que nos ha demostrado que la individualidad es casi una ilusión, ya que podemos catalogar todo, y a todos, en diferentes estereotipos. Somos consumidores, así hemos crecido y muchas cosas que para nuestros padres eran lujos, nosotros las consideramos bienes esenciales, el celular es un buen ejemplo de esto.
“Los millennial mexicanos viven, pues, en la contradicción de un entorno inmediato apapachador, que crea burbujas de bienestar –la familia, la escuela, los amigos–, y un entorno externo totalmente contrastante, que es amenazante, inestable, inseguro, violento y desconocido” (Algarabía tópicos: Las generaciones). A este mundo contradictorio y complicado en el que existimos, debemos agregarle la incertidumbre que genera vivir en un país con los niveles de inseguridad que tiene México; en un mundo bombardeado por las crisis económicas mundiales y en un México en crisis política, en el que están próximas elecciones presidenciales con un joven electorado que por no haber vivido la hegemonía priista parece estar próximo a regresarlos a la residencia. La generación de los millenial, mi generación o nuestra generación dependiendo de su edad, ya no es la generación del futuro, es el presente. Así es, el tiempo nos alcanzó y pasamos de ser el futuro de una nación a ser el presente.
¿Qué haremos? Pregunto esto porque es evidente que esta descripción de los “Y” sólo aplica para un porcentaje de la población joven, y no estoy hablando de edad, estoy hablando de la situación socioeconómica. Esta descripción sólo aplica para los jóvenes de clase media hacia arriba (probablemente sólo aplique para la clase media, porque la gente con mucho poder adquisitivo vive en otra realidad y aparentemente otro mundo). ¿Qué pasa con los millones de jóvenes que están creciendo en una situación de pobreza o extrema pobreza en nuestro país? Esos jóvenes no tienen las mismas oportunidades, es más no tienen oportunidades, el nivel de la educación pública es pésimo y esa es la base para poder acceder a una mejora calidad de vida. Por ello les pregunto ¿Qué haremos? Necesitamos empezar a preocuparnos en generarles oportunidades a todos los mexicanos, ya que el futuro de una nación se puede medir en el nivel de la educación que están recibiendo las futuras generaciones. Con ese prospecto en mente no veo un buen futuro en nuestro horizonte.
Me gustaría ser parte de la generación que hizo algo al respecto ¿a ustedes no?
Bonita semana, los invito a comentar e involucrarse en La Pulquería para hacer de éste un espacio de diálogo.
Twitter: CorvusPhil
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