Al pueblo, pan y circo.
Proverbio Romano
El hombre mediocre no habla nunca,
repite siempre. Juzga a los demás
como los oye juzgar.
Su criterio, carece de iniciativa.
Nadie puede volar donde todos se arrastran.
No basta ser multitud para ser pueblo.
"El Hombre Mediocre"
José Ingenieros
Hace mucho que tenía ganas de escribir este post, pero no sabía si hacerlo en mi blog personal o aquí. Como el tema de la semana se presta, pues ahí voy:
Detesto ser mexicana. No se confundan, tampoco quiero ser francesa, ni inglesa, ni alemana, ni rusa… Lo detesto, porque el tener un águila con una serpiente en su pico y el semicírculo formado por la leyenda “Estados Unidos Mexicanos”, en mi pasaporte, me condena automáticamente a la clasificación azarosa y desde mi perspectiva, obligada, de tener que actuar según lo que dicta “mi nacionalidad”. Y lo que es peor, tener que respaldar por ese simple hecho, muchas acciones “de defensa” de mi país a riesgo de hacerme llamar “malinchista”. Pero sobretodo, por tener la nacionalidad de un país del que tengo poco de qué sentirme orgullosa.
Les voy a poner un ejemplo, el del famoso Top Gear. Por un par de días, en cada red social que abriera, había muestras de indignación contra las declaraciones realizadas en ése programa. “No dijeron flojos”, “Nos dijeron que nos la pasábamos dormidos”… y nunca falta la declaración grosera acompañada del mexicanísimo chinguensuputamadre. ¿Xenofobia? ¿Discriminación? A mí más bien me pareció que tenían la boca llena de verdad, ¿A poco me van a decir que el Embajador en Reino Unido, Eduardo Medina Mora, se ha distinguido mucho por su arduo trabajo a lo largo de su carrera política? Podría apostarles que si las burlas no hubieran tocado su figura de diplomático, las declaraciones se las habría pasado por L’Arc de Triomphe.
No. No necesito que me vengan a recitar estadísticas que muestren el nivel de pobreza en nuestro país, ni que me hagan una novela acerca de las personas que trabajan de sol a sol para ganar el pan de cada día y mantener a duras penas a su familia. Porque ellos, a diferencia de la gente que le encanta hacer escándalos por nimiedades, están TAN OCUPADOS trabajando, que tomarse la molestia de indignarse por semejantes “atrociades”, resulta más una pérdida de tiempo que una defensa personal o nacional. O en su defecto, ni siquiera se enteraron. Pero claro, en México preferimos hacer el ridículo que aceptar que quizá el otro pudiera tener la razón, que podríamos estar equivocados.
Me da vergüenza que el mundo nos vea así. Y lo que más me da vergüenza es saber que es en parte cierto. Y lo que me da más risa, es saber que el 90% de las personas que se quejaron al respecto y publicaron su enojo, no dieron UN SOLO argumento razonable para demostrar que no era cierto.
He ahí la raíz del pensamiento mexicano. La No-Argumentación Racional. Se nos ha educado de manera tal, que pensamos que argumentar es denigrar al otro, trasladar el terreno de la discusión a temas personales, burlarnos del razonamiento de los demás. Y la burla, queridos lectores, generalmente no es un argumento. Pero cuando lo llega a ser, requiere altos niveles de cultura y conocimiento previo. Si no, toda la barra cómica de las 10 sería una oda a la racionalidad. Y el Compayito, el Sócrates de nuestros tiempos.
No. No quiero pertenecer a un país que lee menos de 2 libros al año por persona, pero que vende como pan caliente las revistas de espectáculos…. Que contienen errores de ortografía que dan miedo. Pero claro, casi nadie se da cuenta. En un país donde nadie lee, ¿Quién va fijarse que todo esté escrito correctamente? En un país donde leer es sinónimo de quehueva… ¿Quién se va a poner a decidir por quién votar en las próximas elecciones, con base en sus propuestas? ¡Vamos, decidamos al futuro mandatario del país, al futuro diputado, al presidente municipal, al gobernador! Pero no leamos sus propuestas, porque qué flojera. Mejor elijamos aladindondan frente a la cartilla electoral. ¡No! Mejor el que sea más guapo, qué importa que haya construido la obra vial más inútil en la ciudad. ¡No, no, no! Ése que saco una manta frente al congreso, diciéndole alcohólico al presidente, que cree que con decir groserías ya está más cerca del pueblo. ¡Ya sé! Mejor votemos por el que sufrió como muchos mexicanos el crimen del país, y regresó con una barba tan larga y tan blanca, que deberíamos darle el voto nada más por puritita piedad.
Total, si la gente no lee, ¿De dónde sacarán argumentos para debatir? ¡Por Dios! No ves que el análisis máximo de los “objetivos” es la versión del Reforma contra la de la Jornada. ¿Con qué cara van a reclamar mayor presupuesto para la educación si la tarea la van a copiar al día siguiente? Claro, “The Girls of the Playboy Mansion” siempre tendrá prioridad. ¿Cómo van a sabremos que nos arreglaron las estadísticas? Como si alguna vez hubieramos puesto atención en la clase de matemáticas o Estadísticas. O como si alguna vez se fueran a poner investigar y compararlas con los datos de otras fuentes. ¿A quién le importa cuántas personas están en la pobreza extrema? ¿A ti? Sí, a mí también… Discutamos el tema en una cena. ¿Polanco te parece bien?
Ya, mejor, dejemos que nos entretengan. Que nos invadan con cosas inútiles como las declaraciones de cierto programa británico. Que aticen la flama del orgullo nacional negándose a realizar el Año de México en Francia. ¡Ese es México! El que no deja que ningún “galo” le diga qué hacer. ¿Quién se acuerda que es el mismo donde hace quince días, en Los Pinos, aplicaron el mismo principio con Carmen Aristegui? Adelante, dejemos que la boda con “La Gaviota” llene nuestros corazones. Olvidémonos de todos los homosexuales que aún no tienen ese derecho en otras partes del país.
Esa es la raíz del mexicano. Somos amantes del circo. Pero como no leemos, se nos olvida que en Roma al menos, también les daban pan…
Estoy de acuerdo en gran parte con tu argumento, aunque creo que exageras en eso de no tener motivos de orgullo de Mexicalpan de las tunas.Podría decir muchos ejemplos, pero creo que en el meollo del asunto está el humor. México, como Inglaterra se caracteriza por un humor -que no por su comedia- característico, irreverente, vulgar e ingenioso. Sin embargo -y ahí es dónde deberíamos ver que estamos en una sociedad frustrada- hasta ahora los burlones hemos sido nosotros, creo que lo que indignó de Top Gear es que los estereotipos de los que se burlaron, eran de la época de Tin Tan. Habiendo de qué burlarse: violencia, corrupción, se fueron por un estereotipo racista, y por uno de los orgullos mexicanos y carencias más notables de los ingleses: La cultura culinaria. Ese estereotipo del mexicano recargado en un cacto es tan anacrónico que sí ofende... aunque, de nuevo coincido, no para armar el alboroto
ResponderEliminarEste post me gusto porque refuerza la teoría de mi post del lunes (y)
ResponderEliminarSaludos !
Tengo bastante que opinar, pero esencialmente, la idea es buena, así que sólo diré que opino igual en un 95% de tus argumentos.
ResponderEliminarTambién creo que nuestro problema se basa principalmente en la educación. Y en la cultura de leer. Nos pasa como Madero en la revolución (llegó al poder y no supo que hacer..."ya estoy aquí...y 'ora?"). Así, ansiosos por una revolución y por ser escuchados, cuando nos den nuestra revolución y nos den voz... que carajos vamos a decir? o proponer? si nos da "hueva" la política? o la historia?
pero bueno, estaría chido tomar este post para hacer un tema de 1 o 2 semanas. I'd say.