Siempre he sido una persona muy idealista y soñadora; hasta hace unos años esto parecía ser un crimen y ahora con tantas cosas malas en el mundo parece más bien que es imposible serlo. No por ello vivo en una burbuja, estoy consciente de lo que pasa a nuestro alrededor y de todo aquello que podríamos mejorar, como mujeres u hombres, como mexicanos, como humanos. Me da tristeza, que cada vez me sorprende menos lo que pasa en el mundo, que ya es ‘normal’ ver cualquier tipo de atrocidad provocada por el hombre misma que en algún punto de mi vida creí que no podría suceder o que era tan lejano que sucediera y que llegáramos a tal tipo de crueldad. Pero desafortunadamente mi capacidad de asombro se ha visto rebasada por todo el caos que parece haber en nuestro mundo en general, ya dejen ustedes lo que pasa en México solamente.
Esta vez quería escribir sobre el Premio Nobel de Literatura; contarles sobre Gabriela Mistral, quien ganara su premio en 1945 y cuya obra cambió mi vida hace algunos años de la manera más inesperada y súbita que hubiera podido imaginar. Sin embargo, intentando redactar algo que fuera lo suficientemente bueno para ser publicado, me molestaba una idea que básicamente fue el porque elegí este tema. Ahora les explico.
Decidí mejor escribir sobre el Premio Nobel de la Paz. Aquel que se otorga, de acuerdo al testamento de Alfred Nobel, “a la persona que haya trabajado más o mejor a favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes, la celebración y promoción de procesos de paz.” Éste es el único premio que se entrega en el Ayuntamiento de Oslo por el Comité Nobel Noruego del Parlamento, mientras los demás se entregan en Estocolmo.
Ha sido entregado a 98 personas y a 20 organizaciones, entre las que destacan el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y Amnistía Internacional. Es importante recalcar que el premio puede ser otorgado a 3 personas que hayan realizado alguna labor entorno a lo ya mencionado; no existe la posibilidad de premiar de manera póstuma y de no haber ningún candidato que logre cumplir los requisitos se pospondrá al siguiente año con la esperanza de poder ser entregado.
No los aburriré con la lista de las personas que han sido premiadas con este Nobel; sin embargo creo que es importante hacer mención de unos cuantos. Primeramente a las 3 mujeres que fueron premiadas este año por su defensa a los derechos de la mujer Ellen Johnson Sirleaf, Leymah Gbowee, Tawakkul Karman; les recomiendo mucho lean un poco más de ellas y su labor en el mundo. Ni que decir de Nelson Mandela y su trabajo dentro de Sudáfrica durante el tema del Apartheid o de una mujer que ha buscado incansablemente el respeto a los derechos de los indígenas: Rigoberta Menchú.
Muchas de las personas que han sido galardonados con este premio han sido un parteaguas en la historia mundial y ciertamente es impresionante ver la labor que han llevado a cabo muchos de ellos en situaciones tan adversas y que por muchas razones siempre han sido, para mí, una motivación extra en mis labores diarias (ya comenté que soy idealista y soñadora ¿verdad?)
Es así como llegué a la parte en la que había algo que me molesta desde hace ya un tiempo y que por un período largo critiqué la entrega de este premio en especial. En 2009, este premio fue otorgado a Barack Obama, presidente de Estados Unidos, teniendo como motivo el siguiente: “Sólo muy rara vez una persona tiene el mismo alcance que Obama ha tenido al capturar la atención del mundo y brindarle a su pueblo la esperanza de un futuro mejor.” En verdad que no sabía si reír o llorar. Quizá sea mi punto de vista que se ve afectado por un solo Premio Nobel otorgado y ya condené a los siguientes; es cierto, no por ello la idea cambia.
Es difícil asumir que después de otorgar un Premio Nobel de la paz, a una persona que ha permitido guerras sin sentido y por ello muerte tras muerte en pro... ¿de qué? de la 'seguridad nacional de su país'. Está bien, Maquiavelo ya lo dijo, el fin justifica los medios...pero hay una diferencia enorme entre esa magnífica idea plasmada en 'el príncipe' que la maleada por tantas personas que en verdad no entienden su significado y al final hasta incongruente resulta. Otorgar un premio en pro de la paz por ser un líder y llevar a su país a continuar la guerra. Perdón pero eso no es lógico para mí.
Fue como entonces me topé con el premio que fue entregado en 1973, el cual había sido destinado para el ahora ex secretario de estado estadounidense Henry Kissinger y un militar, político vietnamita de nombre Le Duc Tho. A ambos se les reconocía su trabajo por la firma de ‘los acuerdos de Paris’ en dónde se ponía fin a la guerra de Vietnam y por medio de estos también se retiraba la ocupación militar. Kissinger lo aceptó con singular alegría; mientras que Le Duc Tho lo rechazó con un simple argumento: “Vietnam aún no está en paz”.
Mucho se habló del Nobel entregado a Obama, pues se ponía en tela de juicio si realmente fue merecido y si jugaba un papel político importante al actuar como una presión para lo que resta de su mandato. Me cuesta trabajo aceptar este premio y me molesta aún cuando existan muchas más personas que han ganado y que sin duda su trabajo me inspira y me motiva a más.
Un dato curioso de este Premio es que en 1939 estuvo a punto de ser entregado a Adolfo Hitler. Si no fuera porque se arrepintieron al último momento, ya tendría otra razón más para molestarme y quizá dejar de ser tan idealista y soñadora como soy.
Twitter: @labruja_cosmica
Las personas somos proclives a cometer errores. Como toda organización creada por el hombre, tiene fallas, por lo que podemos encontrar notables faltas, vacíos, omisiones, etc. Por mucho que no quieran aceptarlo, siento que los premios (el de la paz y el de literatura) tienen tintes políticos. No pueden evitar querer enviar mensajes con los premios, a veces hasta intentar quedar bien.
ResponderEliminarComo en todo en lo que no existen verdades absolutas, cada personas tendrá su opinión y no debemos ver a los Premios Nobel como verdades absolutas.
Disposiciones y agendas políticas: a veces permea las decisiones. Concuerdo totalmente con Chris. A veces la pose le gana a la postura. Sin embargo, el espíritu de los premios va más allá de deslices, al menos para mí.
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