Esta frase tan famosa es de la autoría del Ex Presidente/ dictador Porfirio Díaz. Y en parte tiene razón, si nos ponemos a analizar detalladamente las problemáticas actuales del continente americano, nuestro vecino del norte probablemente tendría alguna participación. La entrada de migrantes a través de la frontera sur de nuestro país no es la excepción.
En el año 2000 (hace ya 10 añitos), la ONU calculaba que de cada 175 migrantes que había en el mundo, 35 residían en Estados Unidos. Y de los 3 millones de migrantes que se movilizaban cada año con el esquema Sur – Norte (es decir, migrantes de países ‘pobres’ hacia países ‘ricos’), la mitad tenían ése país como destino. Y eso que sólo contabilizaron a los “legales”, agréguenle 1 millón más por los ilegales. En resumen, es la frontera más activa del mundo entero.
Por otra parte, tenemos la historia de nuestra frontera sur. Por si no lo sabían, gran parte de los territorios de Centroamérica pertenecían a lo que se conocía como “La Nueva España” (México incluído). Sin embargo, estaba subdividida en varias capitanías. Chiapas por ejemplo, respondía a la capitanía de Guatemala, por lo que históricamente ha estado muy ligado a ese país. Eso sin mencionar que comparten historia prehispánica por la civilización maya, con todas las implicaciones culturales que hay de por medio: lenguaje, cosmovisión, tradiciones, etc. ¿Cómo fue que Chiapas pasó a nuestro territorio? Pues porque en 1821, cuando se firma la independencia de México, les dieron a elegir entre quedarse como parte de Guatemala o pasar a ser parte de México. La historia oficial nos dice que la mayoría decidió que el territorio fuera parte de éste último. Las malas lenguas, que los obligaron.
Aunado a esto, tenemos el tema del narcotráfico. Se estima que el 90% de la mariguana y el 30% de la cocaína que se consume en Estados Unidos son controlados por cárteles mexicanos, cuyo producto no siempre es cultivado en México, sino que proviene de otros países de América Latina, como Colombia. Esto transforma la zona de América Central en un corredor perfecto para la droga, pues se trata de una zona con alta inestabilidad política (recordemos el golpe de estado en Honduras en el 2009), profundos problemas económicos, y sobretodo conflictos sociales importantes. Basta con mencionar a la tan afamada organización criminal “Mara Salvatrucha”. (Para más información, vean el documental llamado “Sin Nombre”. Su director murió a manos de miembros de esta banda).
Y ustedes se preguntarán, ¿Esto qué tiene que ver con la migración del sur del país?
Pues que el conjunto de todas estas variables son la receta perfecta para crear una “bomba” en la frontera sur. Me explico.
Los estados que comparten la frontera en el sur de nuestro país, son estados que:
- 1. Tienen altas concentraciones de población indígena.
- 2. Comparten episodios históricos de una manera más cercana con el resto de América Central que el resto de la población mexicana.
- 3. Tiene una geografía accidentada, con selvas espesas, montañas y ríos.
Resultado: Una población con sentimiento de no pertenencia al resto del país, empezando por los dialectos indígenas (que en muchos lugares son más hablados que el propio español), y una frontera difícil de vigilar debido a su geografía, tanto en términos de migración como en términos de nuestra propia justicia interna. Y bueno, además con la corrupción de nuestro país, tenemos un resultado más que deprimente.
Si a esto le sumamos que del otro lado de nuestro país tenemos a un vecino que para muchos es la antítesis de América Central: tiene una economía prometedora, estabilidad política y en teoría (según como nos venden el American Dream) calma social. Esto nos da como resultado una meta bastante jugosa, como lo es llegar a los Estados Unidos.
Y finalmente, el elemento crucial, el por qué. Y aquí les van varias respuestas: porque trafican droga, porque huyen de conflictos políticos de su propio país, porque forman parte del “mercado negro” de esclavos de nuestros días, porque quieren un nivel mejor. Y les tengo otra, que una vez escuché en mi clase de Comunicación Intercultural, porque las comunidades mayas no conciben dentro de su cosmovisión el término fronteras, por lo que existen familias que comparten miembros en ambos lados de la frontera, y van y vienen de manera indiferente, hasta ¡zum! Un día los atrapa migración.
Así que imaginemos a un migrante por ejemplo de El Salvador. En su país las condiciones de trabajo son casi esclavistas. Su salario no le alcanza para mantener a su familia. Decide irse tras el sueño americano. Le paga a un intermediario, que le promete llevarlo derechito a Estados Unidos.
O quizá debido a las condiciones difíciles en su país de origen, entra en contacto con las mafias locales y se convierte en lo que se conoce como “mulas” (personas que transportan la droga). Su objetivo es entregar la mercancía con algún representante de algún cártel de drogas mexicano.
Y un día, llegan a la frontera con México. Y los agentes de migración lo atrapan.
Opción a) (en mi pesimista opinión la menos probable) Nos tocan agentes de migración honestos y lo llevan ante la justicia. Lo deportan, aunque ¡OJO! Eso no quiere decir que dejará de intentarlo, a menos que las condiciones de su país mejoren.
Opción b) Nos tocan agentes de migración corruptos. Y claro, piensan “¡Ay, es salvadoreño!, ¿quién va reclamar por él si en su país están igual o peor que nosotros?”. Y escudándose en la corrupción existente en AMBOS países, lo venden como esclavo laboral, sexual, etc.
Opción c) Nos tocan agentes de migración corruptos. Y a pesar de todas las ganas que tienen de sacar dinero extra de ese migrante, pues no pueden porque viene protegido por los Señores de las Drogas. Entonces lo dejan pasar, y la mercancía es entregada y después redistribuida en el mercado estadounidense, alimentando así la producción de la misma en sus países de origen.
¿Qué quiero decir con todo esto?
Si, es cierto que el problema de migración en la frontera sur de nuestro país (y los derechos humanos que se violan en el proceso) debe ser afrontado por el Gobierno mexicano. Pero también es cierto que si existen tantos migrantes ilegales que intentan cruzar la frontera, es porque algo no está bien en sus países. Y mientras no se tenga un acuerdo conjunto y se decida trabajar a la par para solucionar el problema con una responsabilidad real y un compromiso sólido, poco se podrá hacer.
Porque eso sí, nuestro vecino del norte siempre va a resultar tentador, mientras sigan siendo “La Tierra elegida de Dios”.
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