No sé qué me gusta más de los años sesenta: la revolución cubana, el Che Guevara, la publicación de “Cien Años de Soledad”, la fundación de Rolling Stones, la aparición de los Beatles, los hippies, las revoluciones del 68, o el impacto de la muerte de Marilyn Monroe (Adivinaron, wikipedié década de los 60’s)
Y como no quiero abarcar todos los temas porque luego Leo amenaza con correrme del blog, voy a hablar del tema que más conozco y que hace que mi corazón lata como título de novela de Anahí. O sea a mil por hora.
Siendo yo una bella e inteligente alumna, cuyo talento estaba siendo desperdiciado en la burocrática escuela con orígenes regios, un día soleado de verano me dirigía a mi primera clase de Literatura Latinoamericana con la Dra. Margarita Espinosa con “s”. Era la tercera vez que tenía clases con ella, y todavía me sorprendía su capacidad de intimidarme a través de su dedo amenazador cuyo barniz de uñas siempre iba coordinado con el color de su vestimenta. A pocos profesores les guardo un respeto tan profundo, y a todavía menos los recuerdo con el mismo cariño que a ella, quien a pesar de haber pasado conmigo 1 año y medio, jamás logró aburrirme.
Pero bueno, esto es un post de los años 60’s no de mi amor por Miss Semiótica. Continuemos.
Fue en esa clase donde escuché por primera vez el término “Boom Latinoamericano”. Se refería a la década de los 60’s, donde aparecieron grandes escritores que marcarían el futuro literario de nuestra región. Entre 1960 y 1970, García Márquez publicó “Cien Años de Soledad”, Cortázar su “Rayuela”, Mario Vargas Llosa “La ciudad y los perros” y Carlos Fuentes “La Muerte de Artemio Cruz”. Claro que hubo más autores, pero esos son los más conocidos.
Antes de esa época, los escritores latinoamericanos intentaban imitar estilos de otras partes del mundo, porque no había una corriente originaria de nuestro lado. El romanticismo, el realismo, etc. son corrientes literarias europeas, nacidas en contexto europeo y que respondían a necesidades europeas (y quizás gringas).
Pero en la década de los 60’s muchas cosas cambiaron en nuestra región. Comenzando por la revolución cubana que era interpretado por muchos como el símbolo antigringo y la prueba del triunfo del pueblo sobre la tiranía (años después muchos escritores se arrepentirían de su apoyo a Fidel Castro) O está el famoso viaje del Che Guevara símbolo de la libertad tan necesitada en Latinoamérica y la igualdad prometida. Las revoluciones estudiantiles alrededor del mundo y su impacto en la famosa matanza de Tlatelolco en nuestro país. La crisis de los misiles, el primer disco de Rocío Durcal. Ok, omitan este último dato.
Hay un escrito muy bello de García Márquez que habla de la soledad a la que está condenada América Latina al decir que nadie puede comprendernos porque tenemos una mezcla cultural, política y social tan genuina que ningún modelo exterior logra se ‘acomodar’ a nuestra realidad.
Y eso cambió en los 60’s. Primeramente por lo que sucedía en Cuba, pero también por la aparición de la literatura y su nuevo género, el realismo mágico.
Ustedes queridos lectores ignorantes dirán: ¿Qué es el realismo mágico? Y yo, que ya wikipedié el término para darles una explicación digerible, les explico. Es ver la fantasía o paranormal, como algo cotidiano. ¿Recuerdan Pedro Páramo y sus miles de fantasmas? Eso es realismo mágico. O mejor, el libro de Cien Años de Soledad con los miles de fantasmas de la familia Buendía conviviendo. Eso también es realismo mágico.
Y yo sé que ustedes siempre piensan que soy una exagerada, pero no me importa. Cada uno de los autores que he mencionado (porque he leído al menos un libro de cada uno de ellos) ha provocado que me sienta orgullosa de la zona en la que nací, orgullosa de mi lengua materna, de la grasa en mis caderas, de ese misticismo latinoamericano.
Pero también es triste releerlos, porque en términos contemporáneos, ya no hay escritores así. O al menos no los he encontrado. Ya no existe ese toque de “El Señor Presidente” o hasta la originalidad (por mucho que me duela admitirlo) de Rayuela. Ya todo es la copia de la copia de la copia de la copia de la copia. Y como la gente no lee, pues ni se da cuenta.
¿Cuándo tendremos una nueva década de los 60’s?
**Link del documento de García Márquez aquí
Creo que odias Rayuela (a mi me cautivó por el simple hecho de que los personajes escucharan BUEEEN jazz). JE. Buen post, ahora te de dejo porque me pondré a leer el documento de García Márquez.
ResponderEliminarAquí en los 60's hay mucho de que hablar, podríamos dividirlo en literatura, música, política y un gran etc.
ufff... de acuerdo con Leo...dividamos el tema y que vivan los años sesenta :D jajaja
ResponderEliminarNo me puedo sentir más orgullosa que leyendo Rayuela (para tu desazón) o a García Márquez. Amo la literatura latinoamericana como amo la música de los beatles o las sonatas de beethoven, y amo los sesenta por enseñarme la palabra revolución con sus tintes ideales y liberales. Buen post.
pd. Viva Margarita!! aunq yo llevé esa clase con Bobby, son dos profesores a los que admiro mucho :)
Wow! Reviví mis años con Bobby!!! FANTÁSTICOS!
ResponderEliminarY DAMN U PAULINA, escribiste sobre 'the 1 thing' que planeaba explayarme... porque a diferencia de uds, no soy un apasionado del tema. =(
También amo todo lo que mencionaste en el post, excepto: Anahí, Chío Dúrcal, etc, etc...
¡Qué buen título! ¡Qué buen post! La década de los 60s me causa una nostalgia tremenda por todas aquellas cosas que no viví carnalmente, pero estoy convencida de que espiritualmente sí. La conclusión me anima; es claro que una nueva década de los 60s es necesaria, donde la gente todavía crea en algo lo suficiente (que creo que es la principal carencia hoy) como para pelear por ello. Qué rico leerte, Pau :)
ResponderEliminarTe recomiendo el último ensayo de Jorge Volpi. Se llama "El Insomnio de Bolívar", en el que maneja una hipótesis que puede ser debatible, pero muy interesante. Habla de cómo la literatura de esa época, y muy en específico el Realismo Mágico, condenaron a América Latina a ser siempre eso: una región mágica, llena de fantasmas y sin alcanzar el desarrollo. La imagen que se tiene en el mundo de América Latina, y la imagen que se tiene en la región de nosotros mismos, siempre está relacionada justamente con "Latinoamérica como un gran Macondo"... como una región siempre perseguida por sus fantasmas. Sin lugar a dudas bellos y romántico, pero no sería momento de identificarnos como algo más que eso?
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