“Pero ese vagar sin rumbo por nuestra mayúscula
América me ha cambiado más de lo que yo creí.
Yo ya no soy yo. Por lo menos no soy el mismo yo interior.”
Diarios de motocicleta.
En una mezcla de sabores y sensaciones complementados con música y baile, Argentina evoca una cultura latinoamericana tradicionalista y cambiante. Propensa a un descontento social y a la búsqueda de una identidad que no es europea –como muchos quisieran- ni enteramente latina.
No sabría describir qué fue lo que me conquistó en esta tierra: Quizá fue el coraje de cada mujer reclamando al gobierno por la desaparición de algún familiar en la Plaza de Mayo; tal vez fueron las miles de voces unidas entonando “Hasta siempre Comandante” en conmemoración al Che Guevara en un parque en Rosario; a lo mejor fue conocer un lado distinto al que estoy acostumbrada: cruzar a caballo la Sierra de Córdoba admirando la pureza de sus ríos y la tranquilidad de sus bosques; o quizá simplemente fue escuchar tango un domingo por la tarde acompañada de un buen vino.
Desde hacía un tiempo, influenciada por el libro del Che Guevara al cual hago referencia al principio de la entrada, quería conocer diversos países de América Latina; en 2008 tuve la oportunidad de ir a Argentina y a Uruguay, y les puedo decir, sin afán de exagerar, que es una de las mejores experiencias que he tenido en mi corta vida y de la cual no me voy a arrepentir nunca. Cada uno de los lugares y personas que conocí durante mi estancia ahí lograron que mi percepción cambiara, provocando que al final las tierras porteñas se volvieran parte de mí.
Buenos Aires tiene una atmósfera cultural impresionante y de la misma manera la conjuga a la perfección con otras formas de entretenimiento como el cine o el deporte. Es una ciudad que nunca se detiene, en la cual puedes disfrutar muchos atractivos tanto de día como de noche y que está llena de lugares para todos los gustos, desde lo conservador hasta lo alternativo y liberal.
Cada parque te invita a tomar el sol mientras lees un libro, a observar algún conjunto de música espontáneo o a practicar algún deporte. Cada persona te recuerda a Mafalda, Les Luthiers, Borges o Cortázar. Pareciera que toda la atmósfera estuviera rodeada por un ritmo de tango nostálgico de esos que te hacen vibrar con una mezcla de sentimientos que disfrutas a cada instante. Buenos Aires es una ciudad que te llena y te hace querer estar ahí. Todo se conjuga de una manera casi perfecta: la música, la comida, el vino, la gente, los monumentos y hasta las librerías que puedes encontrar casi en cada esquina.
Durante el tiempo que estuve allá viajé a lugares que sin duda recomiendo: Córdoba, Alta Gracia, Rosario, Entre Ríos, Victoria y sobre todo mi lugar favorito: Calafate.
Cuando mis compañeros de viaje y yo decidimos ir a Calafate fue por la emoción de ir casi hasta la punta del continente y porque nos comentaron que era un lugar imperdible. Más allá de las opciones de ir a esquiar a Bariloche o a los viñedos en Mendoza, este lugar se encontraba dentro del top 5 de lugares a visitar dentro del país. El lugar es mejor conocido porque ahí se encuentra el Glaciar Perito Moreno, mismo que se derrumba en períodos aleatorios debido a la erosión causada por el agua, este acontecimiento se da con más frecuencia a mediados del invierno y resulta un espectáculo impresionante; así fue como en julio decidimos ir a visitar este pequeño pueblo esperando ser partícipes de tal suceso.
Fue una experiencia inolvidable, desde la llegada al pueblo completamente sumido en nieve hasta nuestra partida después de patinar sobre el lago congelado. El momento crucial del viaje fue conocer el glaciar, que en verdad es impresionante; es una atracción natural que logra estremecerte y a cada segundo la paz que existe en este lugar te deja ahí… solo con tus pensamientos.
Para llegar a él debes de viajar en autobús a través de las montañas para después llegar a un pequeño muelle en donde abordas un barco que te acercará hasta verlo cara a cara. De pronto no existe nada ni nadie; ante el inmenso glaciar te das cuenta que eres una partícula más del universo; pero no, no es deprimente más bien es una energía que irradia y te hace sentir renovado con ganas de existir. Es raro pero realmente es una experiencia que no cambiaría por nada del mundo; es un lugar mágico en donde te encuentras frente a la naturaleza –razón por la cual, niños, debemos de cuidarla porque pronto dejará de existir si seguimos maltratándola como hasta ahora.
Como en muchas de las cosas, en mi opinión, es necesario olvidarnos de los estereotipos que se tienen en relación a alguna cultura o país para que de esta manera sea más fácil involucrarnos y enriquecernos con ella. La mayoría de las veces nos quedamos con la idea que nos deja una persona fuera de su país y generalizamos y juzgamos hasta decir: ‘no los soporto’. Yo los invito a que se den una oportunidad de conocer esos lugares que parecen distantes, de hablar con esas personas que probablemente no nos agraden; pues nunca se sabe, en una de esas podrían sorprendernos y hacernos cambiar de opinión.
Como siempre, termino de leer y me quedo con el corazón lleno :)
ResponderEliminarMuy bonito post.
¡Me encantó tu post! Realmente logras que nos imaginemos tanto el paisaje como las emociones que sentías a contemplarlo.
ResponderEliminarHermoso.
por tu culpa quiero ir a Argentina :P jaja
ResponderEliminar=)
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