Este tema normalmente trae varios sentimientos y opiniones encontradas. La gran parte de las personas no confía en las películas mexicanas o simplemente no les gustan independientemente del tema. Me refiero específicamente a las películas mexicanas de los últimos tiempos, o sea, de la temporada de los 90 hasta nuestros días.
A mí en lo personal me gusta el cine mexicano, pero no todas las películas, ni todos los actores que salen en ellas. También debo de confesar que no he visto absolutamente todas las que han salido, porque aunque uno pudiera pensar que estando en México puede ver las películas exhibidas por largas temporadas la realidad es que no es así, creo que es más fácil conseguirlas en pirata con soundtrack incluido que esperar a que dure más de un mes en las carteleras del cine.
La primera vez que vi una película mexicana contemporánea, por así decirlo, fue La ley de Herodes. La vi porque a mis papás les llamó la atención y la rentaron, ni siquiera la vi anunciada en el cine, y sí, confieso que no me acuerdo de ella en cartelera. Me gustó esta película porque fue la primera que vi y que me acercó al cine mexicano que buscaba ser una alternativa para ese cine hollywoodense de ‘Estados Unidos salva al mundo por 8900827272 vez’, porque planteaba una crítica a una situación política y social que permeaba en nuestro país y que no llevaba ni uno ni dos años, sino varias décadas ya.
Cambió un poco mi perspectiva cuando vi Amores Perros porque era un tema dentro de muchas historias que convergen o que se relacionan creando una sola idea. Me gustó, como diría mi papá, a secas; no hubo algo más que me inspirara a decir que podría ser una huella del cine mexicano; una huella de González Iñárritu-su director- sí, pero nada más. Claro, no puedo decir que la banda sonora de esta película no me gustó, porque mentiría, en realidad me gustó y mucho. Tanto es que lo conservo dentro de mis canciones preferidas de rock en español de la época.
Cuando hablamos de cine mexicano en alguna reunión o en la sobremesa, la gente tiende a poner patrones y de esta manera definir que no les gustan las películas mexicanas o por el contrario, les encantan. Por un lado está el hecho de que siempre tratan de reflejar la situación mexicana (léase política, social o económica) si no me creen basta con volver a las películas de Pedro Infante para comprobarlo. También las películas mexicanas tratan de ir de la mano del característico humor mexicano mediante albures, dobles sentidos, burlas y cinismos; buscan ser liberales y mostrar una etapa distinta del cine, en donde prácticamente caen en mostrar escenas de sexo, si no no sería contemporánea. Y finalmente que exaltan nuestro bello lenguaje, en donde los diálogos después de un tiempo terminan siendo monótonos o sumamente léperos, muy rara vez logran quedar en un equilibrio donde no se vaya a los extremos.
Lo cierto es que en nuestro cine mexicano tenemos de todo y para todos los gustos, desde aquella que se burla cínicamente de nuestra situación como ‘Matando Cabos’, película que vale muchísimo la pena para reírse un rato; las liberales como ‘Y tú Mamá también’, hasta las clásicas que no sólo hablan de un México histórico sino que traen a la vida libros importantes dentro de nuestra literatura como por ejemplo ‘Como agua para chocolate’ o ‘Arráncame la vida’. También están las simples como ‘Paradas Continuas’ o ‘Te presento a Laura’, mismas que recomiendo para algún fin de semana palomero.
La pregunta sería, ¿realmente la versatilidad de los temas es suficiente para encantar a un país que vive día a día lo que tratan de criticar? O quizá simplemente sean sus guiones que no logran cautivar a la audiencia y no logran llevarlos más allá, no logran que la sociedad busque despertar y cambiar la situación; digo, al final ‘Todo el poder’ buscaba que la gente dejara de estar dormida en sus laureles y hasta la fecha no lo hemos logrado (ya sé, siempre me quejo de lo mismo pero si no lo hacemos aquí entonces ¿dónde?).
*Letra de la canción 'De perros amores' de Control Machete.
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