Antes que nada quisiera agradecer a los que integran este blog por invitarme a ser parte de su comunidad. Debo decirles que como seguidor del blog, me sentí nervioso al escribir esta entrada. Es muy sencillo leer, reflexionar y opinar sobre el tema de la semana; pero cuando me senté a escribir me di cuenta de la dificultad del ejercicio que han estado realizando. Los felicito por el buen trabajo que han realizado, sólo espero estar a la altura.
Ha llegado el momento. Se siente la adrenalina, un poco de nervio y principalmente la expectación vibrando por el cuerpo. Probablemente sea el movimiento del metro lo que siento. No lo sé y no importa, hoy es el día, sí hoy. En cada estación se suben más personas como yo, nuestros números crecen, somos fáciles de reconocer. Algunos despistados observan con curiosidad, se preguntan por qué hay tantas personas.
Cuando pienso en Rock Latinoamericano no puedo evitar pensar en el “Festival Cultural Musical Vive Latino” conocido por todos como Vive Latino. El festival empezó en 1998, con un cartel que en palabras de los organizadores reunían “a varios grupos de rock en español que por sí mismos no tenían suficiente convocatoria, pero que juntos podrían conformar un cartel atractivo”. Si uno ve el cartel de ese primer Vive Latino pensaría que varios de ellos no encajan en ese perfil de grupo “pequeño” o “mediano”.
Lo ves al fin, ahí está, rodeado por un mar de almas. Todos emocionados, sonrientes, con la tranquilidad que te trae el saber que ya llegó el día, que ya estás ahí. Vas a diferentes conciertos durante la larga espera anual, pero ninguno es como este, nada se compara al festival del rock en español. Empieza la larga caminata, pasas por los árboles, ves las gradas de los pits y sigues avanzando, arrastrado por la multitud. La fila es larga, lo de todos los años. Frente a ti, los dos umbrales que te separan de la dicha musical.
En cada Vive se busca diversificar. Los organizadores del festival siempre buscan ampliar la propuesta, integrar tanto como se pueda de lo que rodea al rock. Por lo mismo no siempre se limitan a rock, abriendo las puertas a la electrónica, el reggae y hasta al pop. Debido a que hay todo un mundo girando alrededor del rock, los extras, que ocurren en paralelo a los conciertos, son una parte muy importante del festival; como el tianguis del chopo, las exposiciones y este año la Carpa Ambulante en la que presentarán documentales de jóvenes cineastas.
Mientras la fila avanza piensas en lo que te espera. El día lo tienes planeado, sabes en donde y a que hora se van a presentar los grupos que quieres ver. Traes el dinero necesario para visitar los puestos y comprarte algún “tesoro” ya sea un disco o una playera. Por tu mente pasan infinidades de recuerdos que se vuelven preguntas. ¿Qué grupo juntará la mayor cantidad de bras este año? ¿Cuántas mujeres volarán y cuántas pagaran la conocida y coreada “tarifa”? ¿Pizza, hamburguesa, tacos o pollo de caja? Maldito Sol, quiero una chela. ¿A cuántos amigos me encontraré? ¿Cuáles serán las sorpresas de este año? ¿lloverá? ¿se volverá a armar la guerra campal de basura contra la grada?
La dinámica del festival es sencilla y conocida por todos. Hay múltiples escenarios en los que se van presentando los grupos (muchas veces empalmados) según el horario establecido. Uno debe priorizar, pero es inevitable encontrarte ante situaciones imposibles, en las que debes decidir o perderte las dos o tres presentaciones que deseabas ver. Así ha ido el Vive Latino, año tras año (excepto en 1999 y 2002) presentando a lo nuevo y lo consolidado. Reuniendo a los jóvenes con la fuerza centrípeta que sólo el rock puede generar, llevando al foro a su límite (125 mil personas).
¡Llegaste! caminas hacia el escenario principal con tu mapa en la mano. Gritos, carreras, rumores, insolación, lluvia, cerveza, baile, brincos, celulares, agua, refrescos, tacos, pizzas, hamburguesas, papas, mujeres, hombres, niños, parejas, personas esperando, personas buscando, chavas en los hombros de alguien, pequeños huecos en la multitud para bailar o para el slam, llantos, olor a mota, vasos volando (vacíos y llenos), el clásico grito que precede a la estampida para ver al grupo esperado por todos… Todo un mundo lleno de pasión y música se despliega frente a ti.
No hay mejor forma de explicar lo que es el Vive Latino a 12 años de su primera aparición, que las palabras de sus organizadores: “Hoy, a punto de estrenar la edición número 12, este festival es conocido no sólo en México, sino en toda Iberoamérica. Se ha convertido, por derecho propio, en el punto de referencia para quienes quieren escuchar en vivo a los exponentes más importantes de las escenas musicales que emergen, y de las que dejaron huella.”
En las próximas 72 lo único que importa es el rock. Visceral, ecléctico, estridente, con mensaje, sin mensaje, que se queja, que ilumina, que mueve, que despierta, para bailar, para llorar, para gritar, para enamorar, gótico, indie, emo, punk, ska, grunge… como sea, todo se junta en este festival en el que el rock latinoamericano no sólo se escucha, se VIVE.
Vive Latino 2006 |
Es algo tan simple pero tan cierto. Se vive,punto.
ResponderEliminarAdoro ir al vive latino, es una experiencia única, cada año es distinto aunque te encuentras con las similitudes que bien destacas, espero con ansias este fin de semana por la misma razón.
Quizá mucha gente se queja porque se ha diversificado y ya hay más grupos que apelan más a otros géneros antes que al rock, sin embargo es algo único y que desde la base busca expresar lo que verdaderamente es el rock latinoamericano.
Buen post :)
Great post. Es lo más cerca que he estado del VIVE!! =)=
ResponderEliminarFelicitaciones al nuevo integrante =)
Me agradó tu post!! Tampoco he ido al Vive como Leo, pero es inevitablemente una experiencia a vivir al menos una vez - o eso me han dicho- ...
ResponderEliminar¡¡BIENVENIDO!!
Pues yo tampoco he ido al Vive, pero siempre me quedo con ganas. Tuve un boleto para ir cuando fueron los Fabulosos, pero por x razón lo vendí. Será una de mis "Must to do" cuando vuelva a México.
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