Bajando las escaleras hay una pequeña terraza con vista al Sena. Pero la vista se traba al tener una reja que nos recuerda lo que los deportados debieron sentir: Privación. No importa que tan bello sea el paisaje (el Sena no es precisamente bello que digamos perooo...), una reja siempre para quitarle su esplendor. Luego, a nuestra espalda hay una abertura. Suficiente para que entre una sola persona. No más. Al entrar tenemos la sensación de sofocarnos en este círculo de no más de 4 metros de diámetro. Hay frases escritas en dorado. Y es una de esas frases la que quiero compartir con ustedes.
Cuando la leí no pude evitar imaginarme la siguiente escena:
Un hombre siendo deportado a un campo de concentración. Está en medio de una multitud, en medio de más deportados. Pero está sólo. Como los otros millones que marchan con él. Caminan en medio de la nieve, a marchas forzadas. Separados de su familia, de sus conocidos... de todo aquello que les da seguridad. Viaja con más gente... pero está sólo...
Como la gente ahora. Viaja en metro pero está sola, entre música mp3, libros, celular. Cruzamos tanta gente en el día, pero caminamos sólos... ya nos olvidó como detenernos a platicar. Viajar solo no es algo extraordinario, ya tenemos la habitud... la practicamos todos los días...
Les dejo el poema. Lo escribió Robert Desnos, un poeta surrealista francés que murió en un Campo de Concentración Nazi. Se llama "El último poema", y salió a la luz en 1953, 8 años después de que muriera.
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Oh sí, los entes autómatas contemporáneos son más usuales de lo que pensamos... Y tomando la definición de Chris que tomó de la RAE, cualquier paseo en Metro es un viaje -sólo.
ResponderEliminarinteresante =)