El tema de esta semana se me complicó, durante un buen rato me quedé mirando la pantalla sin idea de que escribir. una vez que logré serenarme, empecé a pensar en las diferentes opciones que se me presentaban (o mejor dicho los lugares de los que podría escribir). El siguiente problema que se me presentó fue: ¿Qué convierte a un lugar en un lugar sagrado?
Debo aclarar que mi religiosidad es complicada (estoy simplificando todas las dudas, quejas y controversias que generan en mi las religiones). Pero entiendo que hay lugares cuya mística e importancia van más allá de las creencias e ideologías y deben reconocerse por creyentes y agnósticos por igual.
Así llegué a centrarme en una de las civilizaciones clásicas de nuestra historia: los griegos. Al hablar de religiones no tenemos porque quedarnos con las religiones “vigentes”. A lo largo de la historia de la humanidad, se han adorado a diferentes deidades y la Fe de cada religión y cada época no debe compararse. Me sitúo en una época en la que se adoraban a múltiples dioses, en la que se sabían cuasi títeres de los dioses y estos no siempre eran benevolentes. Dioses como Zeus y Apolo tenían muchos rasgos humanos, cometían errores, pero pertenecían a otra dimensión. Les encantaba inmiscuirse en los asuntos terrenales, muchas veces librando batallas que dejaban a los griegos en medio del conflicto, a merced de su furia.
En este contexto, existía una ciudad de la antigua Grecia (que hoy ya no existe), al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida, que llegó a ser el centro religioso del mundo helénico. Estoy hablando de Delfos, ciudad que en su época era similar a lo que son Jerusalén, La Meca o el Vaticano.
La Leyenda cuenta que Apolo quería fundar un oráculo (suena extraño pero se supone que así fue) le gustó la zona cercana al monte Parnaso y comenzó a construir un templo. En la zona vivía un dragón o un pitón y estaba infestado por serpientes, Apolo eliminó al monstruo y así logró controlar la zona. Atrajo a la isla a unos cretenses (lo logró transformándose en delfín) y les pidió que fueran los sacerdotes del templo y que adoraran al dios Apolo Delfinio. Las leyendas suelen ser raras y confusas y esta no es la excepción.
Delfos, específicamente el Templo de Apolo, era la casa de una piedra cónica sagrada llamada “Ónfalo” que en griego significa Ombligo. La leyenda cuenta que el dios Zeus mandó volar a dos águilas desde dos puntos opuestos del Universo. Las águilas llegaron a encontrarse en Delfos, justo en donde se encuentra (o encontraba) el ónfalo.
Estas piedras representando el ombligo del mundo eran un símbolo del centro, del lugar donde empezaría la creación del mundo. Al colocarlas en un determinado espacio, lo sacralizaba y lo convertía en el centro religioso.
La importancia de esta piedra para el mundo helénico sería semejante a lo que representa la Piedra Negra, de la Kaaba en La Meca, para los musulmanes.
El otro gran atractivo de Delfos era el Oráculo de Delfos. El Templo de Apolo estaba situado en la parte más alta del santuario en la ciudad. Existían unas sacerdotisas (mejor conocidas como Pitonisas, en honor al Pitón que mató Apolo) que se encargaban del oráculo. Las pitonisas venían de todas las clases sociales, sólo se les pedía que llevaran vidas “irreprochables” y de ahí en adelante dedicaran sus vidas al santuario y al oráculo(el nombramiento era vitalicio).
Sólo podían ser consultadas el séptimo día de cada mes (fecha de nacimiento de Apolo). Llegaron a tener hasta 3 pitonisas para poder cubrir la demanda de las consultas. Se cree que dos pitonisas se turnaban las consultas y se mantenía preparada a la tercera por si se agotaba alguna y era necesario sustituirla.
Por lo accidentado del lugar Delfos era casi inaccesible, pero tenía tres caminos que llevaban a ella, por los que llegan los peregrinos para consultar al Oráculo de Delfos. De las rocas de la montaña brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Antes de entrar al Templo de Apolo, los peregrinos tenían que bañarse en los manantiales para purificarse.
Los peregrinos iban desde reyes hasta las personas más pobres del mundo helénico. Se entrevistaban con la pitonisa días antes del oráculo. Lo primero que hacían, el día del oráculo era presentar un sacrificio en el altar del templo(normalmente eran ovejas o cabras), después pagaban la cuota y ya purificados podían entrar a consultar al oráculo.
Lo poco que se conoce del rito es que la Pitonisa se sentaba en un trípode al fondo del templo. Se cree que se presentaba la consulta de forma oral y la respuesta se presentaba en forma de verso (en algún momento cambió y se recitaba en forma de prosa). Un sacerdote interpretaba la respuesta y se la transmitía al consultante.
Es sorprendente la cantidad de aciertos que tuvo el Oráculo de Delfos (¿sería mejor decir tuvieron?). Los fallos que tuvieron los justificaron diciendo que fueron errores de interpretación y así se logró afirmar que el Oráculo de Delfos nunca falló.
Me fascina pensar en lo que representaba esta ciudad, con su templo al dios Apolo, el ombligo del mundo en el centro y el peregrinar para consultar al Oráculo. Infinidad de preguntas pasan por mi mente, lamentablemente el Oráculo ya desapareció y Delfos dejó de existir. Sólo nos quedan vestigios de lo que una vez fue el centro religioso de Grecia.
Mis lugares favoritos son los lugares que parecen haber guardado la energía del pasado en sus ruinas. ¿Si llegas a sentir esa vibra sólo de unas ruinas, que representan lo que una vez fue, cómo sería la energía del lugar en su momento de mayor apogeo? Imaginen como sería la experiencia de peregrinar a Delfos. La pregunta en tu mente durante el camino (¿qué pregunta valdría un peregrinaje?), la ansiedad, los nervios o la mortificación a tope. Cada paso más cerca de saber.
El fin de la incertidumbre tenía una casa y era Delfos.
¿Qué le preguntarían al Oráculo?
Como todos los lunes, agradezco el espacio y su atención.
Los invito a seguirme todos los jueves en el blog deportivo Pok-Ta-Pok y todos los días en Corvus Philosophus.
Hasta la próxima semana.
No sólo fue informativo, pero totalmente motivador a una pequeña introspección -puramente laica- de puesta en perspectiva del religiosismo en el que en ocasiones está inmerso uno sin darse cuenta...sobre todo un/a mexican@.
ResponderEliminar=)
Y no sé si le quisiera preguntar algo =/ 'bendigo' mi ignorancia en este caso xD
Yo tampoco sé si me gustaría saber el futuro. Es lo bonito de vivir... nunca saber qué te depara el destino. Es como si te cuentan el final de la película!
ResponderEliminarPfff....deberíamos intentar llegar allá, es realmente interesante pensar, como tu dices, en la energía que irradia algún lugar. Me imagino entonces que ese lugar está plasmado de una vibra impresionantemente fuerte, me dan muchas ganas de saber más de este tipo de lugares y de historias como la narraste.
ResponderEliminarNo estoy segura hasta que punto nuestra sociedad actual esté preparada para tener un oráculo así, seguro lo usarían para saber quién gana el mundial o las elecciones, completamente desvirtuadas las funciones iniciales. En cuanto a mi, hay días que quisiera saber algunas cosas, otros días en los que simplemente, que me sorprenda...como dice Pau, no quiero que me cuenten el final de nada.