Cada peregrino encuentra en el camino de Santiago su propio milagro
De todos los lugares que he conocido en mi vida, Vezelay ocuparía sin duda el puesto número dos entre mis favoritos.
Basílica de Vezelay |
Tienda de fotos en Vezelay |
Restos falsos de María Magdalena |
Aún recuerdo la primera vez que fui ahí. Era a finales de Enero del 2010 y hacía mucho frío. Mientras iba manejando, me di cuenta de la importancia del sitio, ya que muchos kilómetros antes había carteles de la UNESCO señalándolo como Patrimonio de la Humanidad. Y de repente… lo vi. A lo lejos, en medio de una colina rodeada de árboles sin hojas, se encontraba el pequeño pueblo de Vezelay. Y en el punto más alto, la Basílica de Santa Magdalena.
Indicación del Camino de Santiago de Compostela |
Estacioné el coche y comencé a caminar cuesta arriba. En medio de sus calles medievales había conchas que señalan el comienzo de uno de los caminos que llevan a Santiago de Compostela: el Lemosino (El nombre se debe a que pasa por Limousin, otra región en Francia). Y cuando llegas a la cima, una esplendorosa basílica blanca te recibe. Simple, no sobredecorada, no pintada y sin lujos. Uno se detiene frente a ella y siente su piel erizarse al pensar que 10 siglos atrás Ricardo Corazón de León (Rey de Inglaterra) y Felipe Augusto (Rey de Francia) se reunieron aquí, posiblemente frente a este edificio, para comenzar la Tercera Cruzada.
Columna de la Cripta en Vezelay |
Siendo un lugar tan importante, y con un pasado histórico tan rico, uno esperaría ver un poco más de presunción en su decoración interior… algo así como el lujo extremo de Notre Dame en París. Pero no, el interior es alto… muy alto. Y blanco. Tan blanco que cuando caminas en su nave principal, tienes la sensación de estar profanando un terreno inmaculado, puro y casi santo.
Cripta de Vezelay |
Recuerdo mi emoción al descender por la cripta, donde antiguamente se pensaba que estaban los restos de “Santa Magdalena”. Después se supo que era mentira y Vezelay cayó en una especie de ‘olvido’. Aún así, en la cripta existe un relicario con esos restos, que todavía impresiona a uno que otro turista ignorante (me incluyo en ese término) que no conoce la verdadera historia. Pero la mejor parte de la cripta es su suelo. Irregular, hundido por partes, gastado por el paso de los siglos. ¡Es la iglesia que dio origen a la Basílica! Sepa dios de que siglo sea, pero al menos es anterior al XI. Lo único que pensaba era: estoy pisando el mismo suelo y viendo las mismas reliquias que alguien en el siglo XI. ¿Habrá sentido esa persona la misma mezcla de paz, curiosidad y miedo que flota en el ambiente? A uno se le eriza la piel de pensar en todo eso. Y a mí se me erizó el doble cuando descubrí que aún existe la abadía benedictina, y ¡ABADES DE VERDAD!... Lo sé porque vi a varios caminando y ofreciendo en un ala de la iglesia misa en latín. ¿Cómo sé que no son fantasmas? Lo hacían con ayuda de micrófonos.
Abadía en Vezelay |
Ese día al salir de la basílica tuve que regresarme a mi casa porque comenzó a nevar. 40 cm de nieve en menos de 2 horas. Pero he regresado al menos otras 5 veces, y cada que he tenido visita he intentado llevarlos a conocer el lugar. Es simplemente grandioso.
Restos de la muralla que rodea Vezelay |
No sé cómo explicar el por qué amo tanto Vezelay ni tampoco si logre transmitirles el latido de mi corazón cada vez que lo visito. Sólo sé que siempre que tengo la oportunidad regreso, porque me siento como en casa. Soy feliz comiéndome un sandwich en los jardines de la basílica, mientras contemplo el paisaje desde la colina. Soy Feliz perdiéndome en una de sus callecitas medievales en los que siempre encuentro un resto de muro, una casa o un detalle de siglos atrás. O los caminitos que bordean la colina, bien trazados para los peregrinos de Compostela, y en los que ya he encontrado al menos dos “mini templos más”. Igual o más antiguos que Vezelay. Soy Feliz tomando vino caliente mientras veo caer la nieve sobre las conchas en metal del piso. Y algún día espero ser uno de esos millones de peregrinos que inundan la ciudad con mochilas en la espalda y bastón en mano. Porque quienes llegan a Santiago de Compostela nunca son los mismos que parten de Vezelay.
**Todas las fotos fueron tomadas por mí en mis múltiples viajes a Vezelay. El sábado voy a una caminata de 17 kilómetros que tiene como punto final este lugar. Rezaré por sus almas pecadoras.
**Todas las fotos fueron tomadas por mí en mis múltiples viajes a Vezelay. El sábado voy a una caminata de 17 kilómetros que tiene como punto final este lugar. Rezaré por sus almas pecadoras.
Tendré que irte a visitar algún día a tu nuevo país ¬¬... Sí me contagiaste un ligero fervor de tu amor por este lugar. Confieso que no sabía de él, pero ahora está en mi larga lista de Yairndler.
ResponderEliminarY agéndame en tu camino a Santiago, mi padre lo hizo e insiste que lo haga... (su insistencia no ha encontrado fruto por la falta de dinero -básicamente-)
Someday.
Bisouu
¡En verdad me dieron ganas de estar ahí! Excelente relato con descripciones que nos permiten imaginar. . La foto de a tienda y la del resto de la muralla me encantaron. las fotos parecen hasta de otra época.
ResponderEliminarPffff....muero por ir a ese lugar. Hace unos días leía un poco sobre algunas crónicas de personas que viajaban ahí, me parecío realmente fascinante...cuando vaya a verte me tienes q llevar a tantos lugares!!!
ResponderEliminarBonitas fotos, creo ya t había dicho en flickr ...
küsse