"¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que lo maravilloso no es más que uno de los juegos de la ilusión?"
La tos de una señora alemana. Julio Cortázar
Si debo decirlo, la literatura latinoamericana es mi favorita; me identifico con muchísimos personajes, con las historias que nos cuentan y sobre todo con las realidades históricas que compartimos y que la mayor parte de las novelas y cuentos de los grandes autores latinoamericanos buscan reflejar.
De todos los escritores latinoamericanos que tenemos la oportunidad y el placer de leer, elegí escribir de uno de los más famosos y sin duda uno de mis favoritos: Julio Cortázar: cronopio por antonomasia y autor de los cuentos neo-fantásticos que con su simpleza estructural te hipnotizan y envuelven en el juego propio de la literatura.
Aquel juego en el que existe un contrato tácito entre el lector y el autor; en el que la realidad puede o puede no ser. Cortázar aprovecha la estructura básica de la literatura: espacio, tiempo y narrador; para llevar al lector a un estado de vacilación. Es este estado el que hace que el lector descubra la fascinación en las palabras que crean historias dentro de historias y personajes que son otros personajes.
Quizá este estado también sea el que aleja a muchos otros lectores, al no tener claro el final de una historia o, aparentemente, no definir si es una realidad lo que cuenta o un sueño. Para Cortázar lo más importante dentro de un cuento es esa interacción entre el lector y las palabras, dejando una libertad en la que uno pueda imaginar e interpretar el final de ellos (ejemplos claros tenemos: ‘Casa Tomada’ y ‘Las babas del Diablo’).
Todavía recuerdo cuando una querida amiga mía me dijo que no entendía por qué Cortázar era uno de los máximos exponentes de la literatura latinoamericana si siempre dejaba todo inconcluso. Pocos años después, los Cronopios y las Famas, la convencieron y la llevaron de la mano a entender que no se puede dar una lectura superficial a los cuentos de Julio.
En caso contrario, la novela para él es un espacio abierto en dónde puede jugar con las posibilidades, los caminos y las historias. Sin embargo, al leer Rayuela, no sólo encontramos estas miles de posibilidades e historias dentro de una sola, encontramos la nostalgia, la complicidad con el lector y una narrativa que cautiva e ilumina tal como lo hacen sus cuentos.
Por otro lado, Rayuela rompió los esquemas de una novela convencional al tener dos maneras de lectura- en orden y en el orden establecido por Cortázar- y aún así lograr contar la misma historia de amor entre la Maga y Oliveira.
Dentro de sus cuentos y novelas, busca el rompimiento entre la ficción y la realidad por medio de un juego de espacio y tiempo; elementos, que como se mencionó anteriormente son básicos en la estructura de Cortázar. En la continuidad de los parques, por ejemplo, tanto el tiempo como el espacio ‘se perforan’ aunque siguen siendo continuos; es decir, cuenta la historia dentro de otra historia que está sucediendo en otra historia; pero nunca deja de estar sobre la historia original.
Autores como Cortázar y Borges, no son sencillos de leer y mucho menos son sencillos de explicar. Sin embargo, la grandeza de sus palabras y la soberbia de las estructuras básicas convertidas en algo mucho más complejo, enamoran a más de uno. Seducen al lector a interpretar la realidad contada como una ficción en medio de alguna situación histórica o quizá fantástica; siempre dando la libertad de interpretar, de soñar, de imaginar.
La Maga, Oliveira, los Cronopios, las Famas y las Esperanzas, son solo algunos de los fantásticos y maravillosos personajes que, como el Macondo de Gabriel García Márquez, caracterizan una rama muy peculiar de la literatura latinoamericana y que sin duda no tiene comparación con ningún otro autor.
Los invito a conocer los cuentos de Cortázar, a despedazarlos, a unirlos, a criticarlos y sobre todo a disfrutarlos.
@labruja_cosmica
Gracias por otro gran post, igual que con Cafe Tacvba, es increíble la forma en que con transmites tu amor y pasión por Cortázar. Dan ganas de correr a abrazar un libro de cuentos de Cortázar y luego leerlo
ResponderEliminarDebo confesar que estoy en mood "Paulina", aunque me encantan sus cuentos cortos y lo bien realizados que están, me parece la dosis perfecta. Algo más largo no me ha atrapado -aún-.
ResponderEliminarDe amante de Cortázar a amante de Cortázar debo decir que me gustó tu entrada Definitivamente, como señalas, el rasgo distintivo de Julio es ser un escritor lúdico: no atenerse a estructuras de corsé ni a fórmulas sobadas hasta el cansancio y sí tener la valentía de explorar otros caminos; sin mucha preocupación por las formalidades académicas, de las que no sólo se pitorrea sino que les da la vuelta durísimo. Además, esto habla de un gran respeto de Cortázar por el lector: para jugar se necesitan dos. El considerar a su lector suficientemente inteligente y digno para involucrarlo en una lectura activa es algo que se agradece y motiva a leerlo.
ResponderEliminarSin embargo, creo que tu texto se enfoca demasiado en los aspectos formales: espacio, tiempo, narrador, estructura. Claro que esto constituye una parte importante de la obra de Cortázar, pero no es lo esencial. Dices “Para Cortázar lo más importante es esa interacción entre el lector y las palabras, dejando una libertad en la que uno pueda imaginar e interpretar el final de ellos”. Mi opinión es que no es así. Yo creo que lo más importante en Cortázar es algo mucho más profundo: el reto a la realidad. No al interpretarla como ficción, sino al desafiar paradigmas que nos tienen sutilmente aprisionados. Rayuela, por ejemplo, es un cuestionamiento abierto a todos aquellos que ponderan la razón por sobre todas las cosas y que están del lado Apolíneo de la vida. Cuestiona, por ejemplo, el lenguaje (en el capítulo que le pone un montón de “h” a las palabras con “o”, o en el capítulo del glígico). Cuestiona de qué depende la percepción misma de la realidad: ¿con qué criterio mides si esto o aquello existe o vale la pena? ¡Cómo cuestiona el amor! A los intelectuales y su pedantería, a la pose snob, a las consecuencias de vivir hedonistamente… En fin, podría enlistar muchas más cosas, pero lo que quiero decir es que lo maravilloso de Cortázar es que leerlo te sacude. Por eso es complejo, por eso puede resultar violento (en un sentido emocional). Creo que si después de leer a Cortázar no te sientes zarandeado, en realidad no leíste a Cortázar.
Esto se pone bueno. Quisiera opinar algo más formal, como hizo Gabriela Cortázar, pero desgraciadamente, sólo he leído RAYUELA :(
ResponderEliminarAunque, como amante del jazz, debo decir que fue una de las lecturas más musicales que he tenido. Me encanta como va desde Charlie Parker hasta Duke Ellington.
Me dieron ganas de leer a Cortázar, creo que será mi próxima adquisición. ¡Andan con todo! ¡Muy bonito BEX!
Me encanta ver el blog con este nivel de entradas y sobretodo con comentarios como el de Gabriela Cortázar.
ResponderEliminarComo todos lo han dicho me dieron ganas de leer todo lo que pueda encontrar de Cortázar, y lo haré.